Necesitamos una escuela que nos enseñe a volar

Imagínate asistiendo a una clase de cualquier centro educativo de secundaria… ¿Lo tienes? Seguramente, de forma instantánea, te vendrá a la cabeza un espacio con 25-30 alumnos y alumnas, escuchando a un adulto que les está proveyendo de información, realizando actividades y corrigiéndolas, quizá incluso trabajando en grupo; parte de ellos y ellas aburridos, con falta de interés y motivación, otra parte haciendo lo que se les pide pero sin excesivo entusiasmo y sólo unos pocos o unas pocas realmente interesadas en lo que se está enseñando porque lo toman como un reto o estimula su curiosidad.

Este panorama, así imaginado, no es muy atrayente ¿verdad? Y lo curioso de todo es que en las escuelas de hoy están los hombres y mujeres del futuro, a los que raras veces se les hace protagonistas y responsables de su aprendizaje. Es difícil hacer que un chico o una chica aprendan a ser responsables de su vida, a que sean perseverantes, a que persigan unos objetivos y se adueñen y apropien de ésta, si en las familias o en la escuela pensamos por ellos, hacemos por ellas e incluso nos anticipamos a sus caídas, no dejándoles caer, de forma que aprendan de la experiencia, y a la vez reprochamos lo mal que hacen las cosas. Es bastante raro, ¿no?

Así que quizá la escuela tiene que ser ese lugar donde tengan experiencias, aprendan a ser responsables con sus compañeros y compañeras, a respetarse y respetar su propio trabajo, a aprender el gusto por hacer las cosas lo mejor que cada uno sabe o puede, a mirar al otro y la otra y preocuparse por su vida, a echar una mano, a dejar de ser artistas del «postureo», como se dice ahora, dependientes de la imagen, para convertirse en personas auténticas, honestas y sin temor a expresar lo que son.

Yo me apuntaría a una escuela con este plan de estudios. Quiero pensar que estoy trabajando en una escuela que quiere hacer realidad este sueño día a día. Una escuela que ponga el énfasis en la persona y no en el contenido, que valore y evalúe la cooperación, la solidaridad, la curiosidad, la superación de obstáculos, la preocupación por el que tengo o la que tengo a mi lado, el protagonismo (parece extraño tener que recordar que los alumnos y alumnas deben ser el «centro»); una escuela con profesores y profesoras que disfrutan con su trabajo y que sueñan y desean hacerse mejores profesionales, que miran a la cara del chico o la chica, que desean convertirse en sus aliados o aliadas y admiran lo que son, que hacen esfuerzos por conectar con su vida, que ponen a prueba su capacidad para adaptarse y superar los fracasos y las dificultades de la vida y que enseñan a disfrutar de las pequeñas cosas que dan sentido a ésta,… ¿Para qué?… Para que vuelen lo más alto posible.

4 comentarios sobre “Necesitamos una escuela que nos enseñe a volar

  1. Gran artículo Gorka, me siento agradecido por el empeño y dedicación que percibí cuando ya no lo esperaba. Por no haberte dado jamás por vencido, por enseñarme a creer en mí y a volar.

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  2. La verdad q ésa es la realidad y que complicado es ponerlo en práctica con éste sistema educativo de hoy. Felicitaros por el gran trabajo q realizáis y…..continuar enseñando a volar a nuestros chavales

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